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En el medio, los diarios. Construcciones diarias de una actualidad.

El caso del conflicto por la renta agraria en los diarios locales.

"El poder consiste en llamar a las cosas como uno quiere,
y que los otros las llamen de la misma manera"
Humpty Dumtpy, personaje de Lewis Carroll


E sta obra corresponde a la tesis de grado para acceder a la Licenciatura en  Comunicación Social, que consistió principalmente en un abordaje semiótico del  último conflicto por la renta agraria en El Diario y Diario Uno de Paraná y que  posibilita, a mi entender, un acercamiento a los procesos productivos de la realidad socialmente compartida (como aquí se la entendió) en los discursos de la información de la prensa gráfica, a través del análisis de la cobertura que hicieron los dos dispositivos de producción de sentido más importantes de la provincia en su formato y las actualidades que produjeron con el mismo acontecimiento espacio-temporal como materia prima.


El 12 de marzo de 2008 el precio de la soja se desplomaba en los mercados argentinos, levantando con su peso una densa polvareda de entredichos, discusiones, estrategias y palabras que necesitaron de los medios en el medio para decirse, refutarse y provocarse. Sin estas mediaciones, algo así como el “desacuerdo por las retenciones móviles” o “el entredicho por la renta agraria” hubiera formado parte de la experiencia de algunas personas pertenecientes al entorno más cercano al de las tomas de decisiones y al de los sectores afectados. Sin embargo, el acontecimiento social “conflicto con el campo” y todas sus derivaciones, que para muchos empujó al Gobierno Nacional a modificar en principio su estrategia económica para este sector y a sancionar la Ley de Medios Audiovisuales, ese acontecimiento de más de 90 días de acción no hubiera tenido lugar.
En efecto, la misma protesta social esta conformada en directa relación con la existencia de los medios: la emergencia de la obstaculización de las vías de circulación de mercancías y fuerza de trabajo como modo de reclamo, dos décadas atrás a esta parte, está estrechamente vinculada con un modo específico de mostrar, pensado desde y para la industria de la información y la fabricación de una actualidad que la incluya.

Si las realidades sociales aún se comparten principalmente a través de los medios tradicionales de comunicación en general –y de los informativos en especial–, realizar una mirada local sobre la configuración de conflictos como estos resulta de interés para seguir pensando en como sus narraciones se trenzan en la realidad de una provincia, de un país, y en como intervienen activa y productivamente en lo que se dice y en como se dice sobre lo real acontecido, desde donde puede señalarse por ejemplo la necesidad de observatorios de medios con capacidad de regular el ejercicio mediático, la importancia de un derecho a la información que sea respetado, la urgencia de un modelo educativo que incluya la formación en la lectura crítica de medios y la indispensable instancia de verificación de la información que se consume.

El interés principal por este tema surge de ser parte de una generación de ciudadanos y de comunicadores que creció en una sociedad donde el conocimiento común sobre lo que sucede tiene (todavía) como fuente privilegiada a los medios de comunicación: el derecho a la información está fundamentado en el derecho al conocimiento porque solo conociendo lo que ocurre podemos participar; si lo que llamamos información es una compleja nebulosa de datos, fuentes, inexactitudes, aproximaciones, inferencias y negociaciones cuyos promotores por excelencia se arrogan –y todavía les otorgamos– el poder de contar lo “sucedido” con masividad y persistencia cotidiana (porque los relatos que se vuelven actualidad cuando un gran número de ciudadanos acudimos a los mismos creyendo allí conocerla), creo que es al menos necesario seguir analizando estos procesos discursivos, haciendo hincapié en la comunicación social como uno de los lugares estratégicos desde el cual pensar la sociedad y sus tensiones, en el que se juega en parte la suerte de lo público y de la democracia, y utilizar las herramientas que nos brindan nuestros estudios para comprender estos fenómenos, para contribuir a su comprensión y para trabajar, como diría Barbero, contra el acoso del inmediatismo y el fetiche de la actualidad.

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